Ya seas principiante o un alumno de nivel avanzado, o incluso profesor de yoga, eres susceptible a cometer errores en tu práctica. Todos lo somos, ¿no? Pero hay cosas a las que les puedes prestar atención y evitarlas. Piensa que tocarse los dedos de los pies no es sinónimo de hacer yoga adecuadamente. Y, de hecho, no llegar pero ajustar correctamente suele ser más adecuado que sobreextender.

La primera regla para una práctica saludable, física y mentalmente, es dejar ir el ego. Practica para cuidar tu cuerpo y tu mente, y no para tener más flexibilidad que los demás.

Y si estás empezando una rutina, tener en cuenta esto la impulsará para que seas el mejor yogui que tú puedes ser.

1. Saltarse Savasana.

Yo también caigo en la tentación algunas veces de saltarme la relajación final, pero, ¿y lo gratificante que es no hacerlo? Además, esos minutos de reflexión, o de ausencia de reflexión, en tu día, son como un masaje para tu cerebro. La postura del cadáver ayuda a decirle a tu cuerpo que te tienes que tomar la vida con calma…. y que no hay prisa por acabar la clase.

postura del loto en yoga

2. Pensar que la meditación es para gente espiritual.

El objetivo de tu meditación no tiene porqué ser alcanzar el nirvana. Puede serlo, puedes creer en la reencarnación o en lo que quieras (en pensar somos todos libres). Pero puedes ser ateo y meditar, viéndolo como una forma de entrenar tu mente para estar calmada y libre de pensamientos intrusivos. Además verás como la meditación puede ser la parte más difícil de tu práctica.

3. Olvidarte de respirar.

Primero porque estar constantemente pensando en el flujo de tu respiración es una forma de meditar. Después porque tus fibras necesitan oxígeno. Es habitual, sobretodo al principio, contener la respiración en posturas difíciles o no tratar de seguir un ritmo pausado. En la medida de lo posible, trata de crear un ritmo regular y pausado, de inspiraciones y espiraciones largas y profundas.

4. Compararte con otros.

No deberías ni sentirte satisfecho por »ser mejor» que otros, ni amedrentarte por »ser peor». En todo lo que hagas habrá mucha gente que lo sabrá hacer mejor y peor que tú. Céntrate en tu práctica y deja que los demás se centren en la suya.

5. Pensar que el yoga es algo que conseguir.

El yoga no es conseguir hacer el loto a la perfección o aguantar dos minutos haciendo el pino. El yoga consiste en hacer yoga. Punto y final. Ya está. Cultivar y cuidar tu cuerpo con regularidad es el único objetivo. Pensar en conseguir un objetivo como hacer una postura a la perfección va en contra de eso. Además, ¿existe tal cosa?, ¿qué es una postura perfecta? La postura perfecta es la que encaja hoy y ahora con tu cuerpo.

6. No probar otros estilos de yoga porque no te sientes cómodo con ellos.

O posturas. O secuencias. Probar lo que sea que te haga sentir incómodo te hará salir de tu zona de confort. Ahora, ya sé que está expresión está demasiado explotada, pero es importante observar como te sientes y como experimentas algo a lo que no estás acostumbrado.

7. Hacer la lista de la compra en clase.

O pensar en la vacuidad de la existencia. Intenta evitar cualquier pensamiento que interfiera con tu práctica, ya te tomes diez minutos o una hora. Piensa en tu cuerpo, en tus movimientos, en tu respiración, en la alineación… ¿no son esas cosas suficientes para tener a tu mente ocupada?

8. Martirizarte si un día (o una semana) no practicas.

Si tienes claro que el yoga es lo tuyo, no pasa nada si te saltas una, dos o veinticinco prácticas, ya que es algo que va a acompañarte en tu vida y es inevitable que algunas veces tengas que saltártelo. ¡Ojo! Con esto no estoy promoviendo una excusa para saltarse la práctica: es importante practicar con regularidad. Solo digo que, si un día ocurre que no puedes practicar, no pasa nada.

alternativa a chaturanga

9. No hacer ajustes de las posturas

Ajustar las asanas a tu cuerpo, ya sea con bloques y cinturones o simplemente adaptando la postura a tu cuerpo, es importante para desarrollar fuerza y flexibilidad de forma progresiva y sin hacerte daño. Escucha a tu cuerpo y no lo fuerces. Además, tu cuerpo no siempre estará igual, ¡aprende a identificar la forma en que necesitas adaptar tu práctica!

10. Pensar que para hacer yoga tienes que ser un tipo de persona.

Ni tienes que ser vegano, ni tienes que tener cristales místicos, ni tienes que ir con leggins todo el día o comprar en tiendas ecológicas. Deja de lado todos esos clichés. El yoga es bienestar para todo el mundo, no solo para un cierto tipo de persona.

11. Creerte mejor que los demás porque haces yoga.

Bajo ningún concepto, hacer yoga, o cierto tipo de yoga, te hace ser mejor que los demás. Sí, es una práctica sana que mejora tu forma física y mental. Pero eso no te hace mejor persona: aprende a liberarte de tu ego (que es una de las luchas más yóguicas que puedes tener).

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